Los refugiados y los que intentan serlo



Qué duda cabe que uno de los primeros problemas que se originan cuando una revolución o una guerra se declara, son los refugiados.

En estas que estamos viviendo, las del norte de África, por ahora no había dado tiempo de generar grandes problemas. Desde Tunez han salido en un primer contingente varios miles de persona a las costas italianas más cercanas. Ha sido el primer aviso. Ha hecho que las autoridades italianas se pusieran en alerta por una posible llegada masiva de gente huyendo de la quema.

De la revolución en Egipto, los medios no nos han ilustrado con noticias de refugiados, o por lo menos a gran escala.

Pero en Libia la cosa cambia. El proceso no ha sido similar al de Tunez o Egipto y la población se ha dividido en dos, los seguidores del régimen y los rebeldes. Y aquí la cosa se complica. El pueblo, asustado ante la inseguridad que conlleva el hostigamiento a un régimen como el de Muammar el Gaddafi, prefiere no arriesgar y trata de escapar a la posibilidad de morir a manos de unos o de otros. Si, porque en este caso los otros, los rebeldes no distinguen entre buenos y malos y por si acaso, todos son malos.

Están llegando noticias por los medios, sobre gente de Chad, Nigeria, Congo, de algunos países asiáticos, y en general de la franja subsahariana, que son confundidos con mercenarios o que en realidad son mercenarios contratados por Gaddafi. Y peor si eres negro. Caos total.

El problema ya no solo está en las fronteras, a un lado y a otro, está también dentro del país. La gente extranjera de color que no es mercenaria en Libia tiene que refugiarse en sus casas o en donde puedan para no ser perseguidos por unos y por otros.

De prolongarse demasiado la resistencia de Gaddafi a dejar el poder, se puede generar un grave problema de supervivencia en los tres frentes creados de refugiados; los que ya han pasado la frontera pero no son evacuados a otros lugares donde poder obtener una repatriación o un pedazo de pan; los que no han conseguido pasar la frontera por múltiples causas como es no tener documentación, dinero, suerte o vete a saber qué y que tampoco van a conseguir ni pan ni repatriación; y los que están escondidos dentro del país por no tener un color adecuado, por ser objeto de sospecha o porque no hay nadie que se ocupe de sus problemas. Estos dos últimos grupos son los que intentan ser refugiados y no lo consiguen.

No me gustaría que otras naciones entraran a intentar resolver los problemas de Libia y sería conveniente para todos que fuesen ellos mismos quienes resolvieran la situación lo antes posible. Pero es urgente dar salida entre otros, al creciente problema de los refugiados, tortura lenta sobre los más débiles y si no se soluciona pronto, es muy probable que otras naciones en su afán humanitario,entren en el país. Todo se complicaría todavía más.

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