La tecnología que me imagino




Este post lo escribo desde el iPod.
Esto no ha hecho mas que empezar, estamos en la prehistoria de la informática y mi mente disfruta imaginando hasta donde va a llegar esta historia.
Dejando volar la imaginación barrunto que no nos hará falta teclear las letras para escribir lo que pensamos y que únicamente tendremos que imaginarlo y desearlo y será plasmado en nuestro post, incluso con un corrector de estilo que previamente habremos definido, y que hará que el escrito nos recuerde la forma de escribir de Unamuno o Juan Ramón Jiménez, por poner un ejemplo.
Nuestra maquina dispondrá de un chip biónico que conectará con el implante que tendremos en el occipital o vete a saber donde y que continuamente podrá ser actualizado a voluntad cuando lleguemos a casa o conectemos con nuestro agente laboral virtual para transmitirle una nueva idea que incorporar a la base de ideas personales de mi departamento que es por lo que me paga mi empresa. Lo que hagan las máquinas con esas ideas es problema de los superprogramadores. Yo les proporciono mis ideas, la materia prima.
Si por poner otro ejemplo, tengo un dilema en una conversación con mi hijo, una pantalla que aparecerá de la nada, por arte de birli birloque, me mostrará esquemáticamente las posibles alternativas, sus posibles y muy probables consecuencias que, a bien seguro se darán, me dará opción a ver situaciones similares de otras personas y cómo han solucionado el dilema, todo ello con intuitivas pantallas que se irán desplegando a medida que mi hijo y yo vayamos eligiendo la que más nos guste a los dos e incluso, no faltaba mas, dejándonos innovar e introduciendo la solución personal que elijamos, mostrándonos las consecuencias probables, las indicaciones apropiadas y todo tipo de ayuda para que el problema planteado tenga la mejor solución posible.
A continuación, incorporará todas las variables introducidas a la gigantesca base de datos del operador de turno para retroalimentar el sistema.
Imagino que esto ya se hace, no se cómo ni a que escala, pero es posible, si no seguro, que se están desarrollando las aplicaciones para vendérnoslo pronto, no vaya a ser que alguien se nos adelante y nos quite parte del mercado.
He escrito un post desde mi Ipod por primera vez, y evidentemente no soy el primero en hacerlo. Nadie me había dicho que lo podía hacer, pero intuitivamente he entrado en el App Store y me he bajado el WordPress o el Blogspot o el Periquito Tacatun, et voila, me incorporo a una marea de gente, de internautas o blogueros intuitivos y le gasto el producto a alguien que pensó hace nada que me lo podría vender u ofrecer y lo inventó.
Y mientras tanto, yo aquí, dándole a la tecla de mi iPod, letra a letra, sin caer en la cuenta que esto que estoy haciendo no lo podía haber hecho hace escasamente unos meses, a lo mejor algún que otro año, para que no duden los más escépticos.
Tal vez ya llego tarde y si no me actualizo me convierto en un paleto informático, me salgo de la corriente principal y me quedo como agua estancada en cualquier rincón, sin fuerza, sin utilidad y no se que más.

Qué bonito o qué desesperación o qué vértigo de tecnología. Me viene a la mente el nombre de Fernando Alonso y me digo que en esto deben de haber fernandos alonsos de la tecnología por todas partes y yo con estos pelos.