Renacer de la clase política en Egipto



Vuelvo a escribir sobre Egipto. Apenas unas horas después de mi anterior post, ese mismo día, se resolvió el conflicto y Hosni Mubarak abandonó el poder. ¡Qué gran noticia!

Ahora empieza a todas luces, una etapa de transición tutelada por el ejército. La expectativa de mucha gente es que este periodo no dure demasiado. El ejército así lo ha prometido. La tarea es inmensa para la clase política egipcia. Hay que construir desde la nada, hay que crear. Me viene a la mente el periodo inmediato a la muerte de Franco. Y pienso en el pueblo egipcio con la alegría de haberse deshecho del dictador y el estupor ante su analfabetismo político a causa de 30 años de represión. Mucha gente, un porcentaje muy elevado de la población tiene menos de 30 años, es decir, que han nacido en el tiempo del faraón Mubarak y si ampliamos el tiempo de Sadat, en el que el pueblo egipcio tampoco es que tuviera una estructura de partidos y una prensa con libertad de expresión modélica, nos encontramos con una población que ha sido carne de cañón toda su vida.

Por contra, internet, la web 2.0, todo este nuevo mundo que se abrió a los ojos y los oidos de todos, ha hecho que la juventud conciba el mundo de una forma totalmente diferente, y por el momento, es el pueblo árabe quien está utilizando esta forma de ver el mundo para sacudirse el yugo del dictador de turno. Pero eso no da cultura política a mi entender.

La tarea es árdua y el tiempo breve.

La suerte en esta ocasión es que la ilusión de la juventud es inmensa; que la esperanza del resto del mundo de que cambien muchas cosas para bien (habría que definir qué cosas y qué es para bien) es enorme; que el pueblo egipcio ha demostrado que sabe aguantar ante la adversidad y ahora que acaba de abrir esta gran puerta que le deja ver un mundo nuevo, un panorama menos negro, un mundo de esperanza, no va a dejar que todo se venga nuevamente abajo y que le deje sumido treinta años más en la ignominia.

Mi esperanza desde aquí, es que se organicen de forma plural, con gente que aporte ideas nuevas, ingeniosas, que consigan llevar a su pueblo por la senda del progreso, de la libertad, que en el diálogo se sea respetuoso con las ideas de los otros y les lleve a crear las nuevas instituciones democráticas, que en definitiva sean cada vez más felices.