CUARTA CRONICA DESDE BOSTON Domingo, 24 de mayo 2009





Estamos amaneciendo en una cama de estilo antiguo, con un colchón normal, pero con un cubre colchón que le da el aspecto de cama de colchón de plumas o algo así. En frente, un gran ventanal con macetas por donde se vislumbra el jardín. Salimos tras una estupenda ducha en el cuarto de baño que tenemos en un ala de la casa, separada por una puerta que da uno de los salones. Desayuno de domingo, con esos panes con pasas y agujero en medio que parecen donnuts, con un buen té especiado, mantequilla, pavo y fruta.
Después nos invitaron a ver su jardín, y empezó uno de los paseos más bonitos que hemos tenido hasta el momento. El jardín esta lleno de detalles, esculturas, adornos de cristal, una casita encima de un árbol de cuando los niños eran pequeños, un estanque con ranas, peces de colores y una pequeña cascada de agua de un riachuelo artificial, asientos estratégicamente distribuidos por el jardín en rincones plagados de rododendros, árboles de diferentes colores, desde el marrón a una gran variedad de verdes, de hoja caduca y de hoja perenne, una piscina con un fondo un tanto oscuro para que pueda reflejar el cielo, una roca que hace de trampolín, hamaca, columpio, todo salpicado de flores y arbustos colocados con un cuidado exquisito y decorado por un paisajista de jardines, que incluía hasta un pequeño abrevadero para los hipotéticos e inexistentes caballos que por el lugar pasaran.
Jean cuan experta en todas las labores del jardín arregló el desagüe de una de las fuentes, recogió hierbas que no tenían que estar en ese sitio y nos fue explicando todos los rincones del jardín junto a Jack que departía feliz con las ocurrencias de Belén. El jardín dispone también de una casita en frente de la piscina en la que hay un vestidor y un gran frigorífico, una barbacoa y algunas sillas y mesas para poder hacer las innumerables fiestas que organizan los hijos. Jamás habíamos visto algo parecido. Estábamos impresionados y nos deshacíamos en alabanzas que muy gustosos aceptaban los Sharry.
Bien, dejemos el maravilloso jardín para seguir relatando nuestro viaje. Tomamos nuestro flamante Chevrolet ranchera para viajar hasta Boston. En un primer lugar decidimos visitar el museo de arte de Boston, pero al llegar vimos que era un poco tarde por lo que decidimos tomar un metro y acercarnos al centro. Una vez allí, nos metimos en el bullicio de Quincy Market, que es un gran pasillo, con puestos de comida de todo tipo a izquierda y derecha, y miles de personas comprando o llevando la compra a unas mesas que hay en una especie de plaza en ese enorme pasillo. Nosotros para no ser menos, compramos unos rollitos de comida tailandesa rellenos con una pasta de queso y cangrejo que sabia muy rico, y unas bebidas. A la salida había un corro de gente observando como bailaban break dance unos chavales que hacían participar de vez en cuando al público asistente. Seguimos paseando, visitamos un hotel muy chulo para hacer aguas menores y nos dirigimos al puerto con intención de montarnos en un barco que te lleva hasta otro lado de la extensa desembocadura del río Charles. Esperando para esto, nos cayo un rayo casi encima, con un sonido atronador que nos hizo desistir del paseo y nos fuimos en busca de algo que comer. Entramos en una franquicia de comida muy rica, La Sel de la Terre, y allí vimos como caía un tormentón impresionante pero que duró poco tiempo. Cuando salimos ya no llovía y nos dirigimos a tomar el barco nuevamente, y disfrutamos de unas vistas muy majas de la bahía de Boston. Tiramos unas cuantas fotitos que ya veréis a nuestra vuelta. Continuamos nuestro paseo alquilando uno de esos pases de autobuses que te recorren la ciudad y te van explicando los lugares más representativos. Después visitamos Trinithy Church, que es una iglesia muy bonita y la más recomendada de Boston. Tuvimos la suerte de escuchar como practicaban unos salmos para el oficio que iba a tener lugar a continuación, pero claro, no nos quedamos y seguimos nuestro paseo hasta llegar de nuevo donde habíamos dejado el coche, pues a las siete de la tarde habíamos quedado con los Sharry a cenar en Casa Pedro, un restaurante de comida venezolana que nos habían recomendado ellos mismos cuando le dijimos que queríamos invitarles a cenar.
La cena no estuvo mal, mucha comida, buen ambiente, y buena música.
Ya de vuelta a casa de los Sharry, nos quedamos charlando un buen rato con ellos en uno de sus salones, y Belén se fue a charlar con Willy que tenia montada una fiesta con sus amigos y amigas, calentando la piscina para poder darse un bañito por la noche. Estos Sharry, no dejaban de impresionarnos con el derroche y el lujo.
Buenas noches, estamos cansados y nos vamos a dormir.
Bueno, Belén se acostó a eso de las cuatro y media de la madrugada, ya estaba clareando, seguro que si le preguntáis os contara lo bien que se lo paso y lo majos que eran los amigos y amigas de Willy. Buenas noches.