VIAJE A LA LAGUNA AZUL Y ESCALADA A LOS PIES DEL PAINE




Date: Sat, 3 Nov 2007 05:18:30
Como os adelanté ayer, el dia fue genial. Juan se levantó muy temprano y acabó de arreglar su mochila para la excursión a la montaña. Ahora se tomaba un actimel, luego entraba otra vez y metia algo en la bolsa, se ponía una prenda, me decia que el desayuno no abria hasta las siete y así hasta que una de las veces ya no volvió a entrar y nos dejó descansar plácidamente, había comenzado su aventura de ocho horas en la montaña, con retazos de viento de la noche anterior que como os dije llegaron a los 200 km. por hora en algunos momentos y tiró árboles, casas, tejados y demás.

Hoy en Calafate nos han dicho que se volaron cinco casas. A decir verdad, algunas de las casas son como la de los tres cerditos, y un lobo con buenos pulmones las puede levantar por los aires de lo frágiles que se ven. No se como pueden aguantar el frio dentro de esas casas de hojalata y trozos de madera que en algunos sitios se ven.
Lo cierto es que el día no fue demasiado ventoso para lo que habíamos vivido y que la excursión discurrió en parte por dentro de un bosque que según él fue lo más bonito y luego saltando de roca en roca llegó hasta las puertas del valle del silencio que era su objetivo. Se encontró con guardabosques y estuvieron charlando, también llegaron los que habian conseguido caballos para hacer la travesía más asequible y a eso de las dos y media de la tarde aparecio con sus mayas ajustadas, y como si no hubiera pasado nada.

Nosotros, mama y yo, tras un suculento desayuno y una vez que pasé por los talleres del hotel para que me repararan nuevamente la luneta trasera cuyo arreglo había desaparecido en la noche y tras sacar de dentro del coche bostas de caballo, paja, hojas, ramas y polvo del tamaño de un grano de arroz que cubria la totalidad de la tapicería, suelo y salpicadero del coche, salimos a la excursión de la laguna azul. Por el camino, volvimos a encontrar todos esos animales que os he descrito pero que no dejaban de sorprendernos, aqui un escorzo de guanaco, allí la manada de caiquenes mas grande que habíamos visto, una pelea de caiquenes contra patos, de pronto una cascada del rio Paine y más adelante otra aun mayor que nos hizo bajar del coche y hacer un pequeño recorrido para verla de cerca, mama bajando por las cuestecillas bastón en ristre y con mucho cuidado pero feliz y contenta de ver una pequeña Iguazu tan a la mano. Y tras algunos kilómetros más, una fascinante laguna del color azul más intenso y brillante que os pidáis imaginar, pero, que va, inimaginable para los que no lo han visto, eso de color azul más intenso y brillante que os podáis imaginar es una chorrada en comparación con la realidad, además, nuevamente salpicado de borreguitos, pero eso no es todo, el campo lleno de margaritas amarillas, el cielo despejado, las vistas de las montañas, las mejores de todo el parque nacional y para colmo un árbol seco como broche de la decoración.

Arriba os pongo la foto de lo descrito para que veais que no digo mentira.
Después de ver eso comprenderéis lo duro que es dejar esos parajes y volver a la dura realidad.
Enfin, que una vez llegado a ese punto no había más carretera que recorrer y dimos media vuelta de camino a la hostería del Parque Nacional. Alli que llegamos y nos dimos encuento con Juan, que venía de la montaña, yo me puse a escribiros el e-mail de ayer y Juan se fue a su sauna-masaje-jacuzi de dos horas y pico, que seguro que le dieron más tiempo con eso del cuento de que va a echar un curriculum para irse a trabajar la próxima temporado al lugar, de masajista. No tiene cuento ni na el chaval. Se ha intentado camelar a las masajistas para que le dieran una mísera media hora más de masaje.

Cuando acabó todo nos fuimos a toda pastilla para Puerto Natale pues ni teníamos hotel y teníamos que devolver el coche con daños. Buscamos hotel y nos fuimos a devolver el coche. Los que allí estaban no tenían ni idea de lo que había que hacer así que llamaron a Nanci, la eficiente empleada que con tanto cariño nos había atendido dos dias antes y que tan buena relación habían alcanzado con mama, que ha sido nuestra relaciones públicas numero uno. Ya la conoceis, no se corta ni mijita y parece que conoce a todo el mundo de toda la vida, en un momento está la gente disfrutando, riendo, contando su vida más íntima como si fuese la vecina de al lado de toda la vida y cuando llegamos nosotros, dos hombres hechos y derechos, entramos triunfantes, como los hijos, bueno, algunos me confunden y piensan que soy el marido y Juan nuesto hijo. Voy a tener que cuidarme un poco más y dejar este aspecto de setentón, por quitarle años a mama, y no es que yo parezca tan viejo, sino que mamá parece muy jóven. NO se si ha colado.

Total, clavazo al canto que el seguro no se hace cargo de estas incidencias atmósfericas y al hotel. Como mamá se había quedado en el hostal, pues aquello no era un hotel como he dicho al principio, allí estaba en la cocina de la casa, sentada en una silla y ya iban tras un par de horitas de espera por los biznietos, una amiga que estaba en la casa y que se tenía que ir a atender a su marido quedó enredada en el encanto de Ana María y allí estaba. La hija de la dueñaa del hostal, que también se llamaba Ana, y la dueña que tambien, tambien se llamaba Ana. La amiga para despistar un poco se llama Alma. Bueno, al final nos llevaron ellas dos, la hija y la amiga en su coche a un restaurante para recomendarnos y que no pasaramos frio.

Nos quedaban 10.000 peso chilenos, que si dividís por 680 os dará la cifra en euros, así, que una miseria y queriamos cenar tres. Le preguntaron al mesonero y este dijo que si, que una sopita. La hija Ana, imploró, le dijo que nos tratara bien y se marcho. El buen señor nos sirvió una sopita con un huevo dentro, muy buena y nosotros pedimos para beber una cervecita cada uno, no cortos ni perezosos. Pasaban los minutos, el culo del cuenco hacía rato que estaba a la vista de todos, se había acabado el pan con mantequilla que nos puso de aperitivo y nosotros charlando tan amigablemente. Total, que el tiempo pasaba y no pasaba nada, ellos la camarera y el dueño secando platos y sacando brillo a los cubiertos. En esto que se me ilumina la mente y les digo a los comensales, oye, que este hombre ha dicho que una sopita, que aquí no hay más que rascar. Juan se lanza y le dice no se que y el hombre toma su calculadora y dice, ya llevan ocho mil quinientos pesos, Juan que se rasca el bolsillo y reune las monedas y dice, traiganos la carta de postres y elegimos un postre para compartir, y aún nos sobró unas monedas. Qué os parece, no me digais que no ajustamos bien.

Bueno, ya se terminó el día de ayer, mañana si puedo seguiré contando más batallitas, hoy ha sido un poco más sereno y no os penseis que van a ser todos los días como ayer y antesdeayer, que nosotros damos para mucho, pero los folletines tienen momentos álgidos y otros que no lo son tanto, así, que si mañana no queréis leer el capítulo, no os vais a perder gran cosa.
Besitos para todos, estos ya están durmiendo como troncos, así que me voy a hacer lo propio.

Chau