QUINTA CRÓNICA DESDE BOSTON 25 MAYO 2009



Que tal todos, ya estamos a lunes despertando de nuevo en casa de los Sharry. Hoy nos van a enseñar su casa, que como os podréis imaginar esta llena de antigüedades, de cuadros muy bonitos de un grupo de pintores amigos suyos, que se reúnen a pintar y que lo hacen de maravilla. Cada cuadro tiene su historia, unos son de su casa en Vermont, una casa que ha salido en las revistas de casas bonitas y destacadas, como esas que de vez en cuando salen en las revistas del Corazón o de Maison Decor. La casa está al lado de un río, cerca de una cascada, en un pequeño valle y una de sus amigas la ha pintado. En el salón comedor, además de una mesa oval estilosísima, las paredes están pintadas con unos frescos que representan sus diferentes casas, la de Vermont, la que estamos visitando que es de 1830, la casa donde nació Jane en Coneticut, y también un par de escenas de batallas entre los ingleses y los americanos (por cierto, las batallas representadas las ganaron los ingleses. Nos dijeron que casi todas las perdieron hasta casi el final de la guerra) Los otros salones están igualmente decorados con muebles antiguos, tambores chinos, mesas “art deco”, cristalerías en los arcos que unen un salón con otro, grandes sofás y sillones de esos que miras y sabes a ciencia cierta que son cómodos con toda seguridad.
Los cuadros, que fue lo que mas me llamó la atención, son muy bonitos, representando algunos paisajes con faros y cielos indescriptibles de colores imposibles en nuestros cielos, casi rayando en auroras boreales y aguas de azules desconocidos, velas que no son latinas sino de otra hechura y casas que tampoco se asemejan a las nuestras.
Después del recorrido por la casa, alabanza va, alabanza viene, nos fuimos hacia Boston para ver el museo. Tampoco nos decidimos esta vez por verlo en ese momento y nos dirigimos hacia el rascacielos Prudential, que en su parte baja tiene un gran centro comercial con prácticamente todas las tiendas abiertas a pesar de ser fiesta nacional en USA, el Memorial Day. Luego subimos a toda velocidad, en uno de esos ascensores supersónicos que te dejan los oídos para el arrastre al piso 54, con su cafetería y restaurante con unas vistas panorámicas increíbles de todo Boston. Allí nos pedimos una cervecita, un Martini y agua para Belén. Cuando nos trajeron el Martini, aquello sabía a rayos, era zumo de tomate licuado con orégano y a saber que otras cosas, y eso que habíamos pedido Martini Red, rojo para los que no entienden el idioma del imperio, y claro, protesta, vuelta a explicar y acercarnos par ver si tenían la botella en cuestión, que si una oliva, que si rajita de naranja, y claro, el clavo que nos metieron , además Maite se pidió un segundo Martini pues le supo rico, fue tremendo. Solo se salvó por las vistas.
A la salida ya nos fuimos a comer, en una franquicia que se llama Cheese Cake y tomamos unos nachos, ensaladas, unas tortitas de langosta muy ricas y postre de queso que es lo suyo en esta casa, pero nos pareció que no era tan grande como esperábamos, lo que comunicamos a la camarera, que nos dijo que ya venían cortadas y que no podían hacer nada, pero al rato se acerco una chica y nos pregunto que había pasado y le contamos nuestra pena, que esperábamos mucho mas del trozo de tarta, por lo que al momento nos trajo en un recipiente otro trozo de tarta para que no nos fuéramos desilusionados. Todo un detalle que Belén llevó con todo el cariño a Jack Sharry, el paterfamilias de los Sharry and Co.
Tras la comida con regalo, nos fuimos a ver el museo por fin, lo hicimos andando y haciendo fotos por el camino, algunas preciosas con reflejos incluidos que os gustarán.
El museo tenía una muestra muy buena de Tiziano, Veronesse y Tintoreto, con cuadros parecidos de los tres pues vivían en Venecia en el mismo periodo de tiempo, aunque Tiziano era mayor que los otros dos. La muestra fue muy interesante al poder comparar cómo trataban cada uno una Ultima Cena o un martirio de vete a saber que santa o santo, cómo pintaban a los diferentes prohombres de su tiempo y cómo se influenciaban unos a otros.
Al dejar el museo, nos acercamos con el coche a Boston, sabiendo que era fiesta y que podríamos dejar el coche en lugares que en dias de diario seria imposible. Dicho y hecho, lo dejamos bastante céntrico y nos fuimos a pasear por Boston, visitamos una galería que tenían Mirós y Picasos y Dalís, y otros cuadros de un pintor que lo hacia con los pies, visitamos otras iglesias, y cuando decidimos volver no éramos capaces de dar con el coche. Habíamos quedado a las ocho en casa de los Sharry a cenar pues venía su segundo hijo, al que todavía no conocíamos. Nos llevó más de tres cuartos de hora localizar el coche, pero al final dimos con él y a toda prisa, -GPS echando humo-, llegamos a casa de los Sharry. Allí estaba el nuevo hijo, saludos, aperitivos, más vino, en esta ocasión español, de la Rioja gran reserva de un año que me dijo que era muy bueno y doy fe que lo era. Salmón al horno, verduras al horno también y otra ensalada con salsa exótica que nunca habían probado pero que resulto muy rica. Los postres fueron unos helados con frutas del bosque congeladas y fresas y después a departir con ellos en nuestro inglés
Bueno, mañana nos vamos de esta familia en busca de los ministros que quisieron alojar a Ana en 1997 y que por unos papeles oficiales no pudo ser y no llego a estudiar su COU en USA. Veremos a lo largo del día de mañana si fue un acierto o una pena el que se perdiera esta oportunidad.
Estas crónicas se están escribiendo algunos dias más tarde de cuando ocurrieron, pero es que no en todas partes tenemos Internet y tampoco mucho tiempo para escribir, por lo que en cuanto podemos nos ponemos con pelos y patas a la obra y vamos adelantando un poco los dias atrasados.
Hoy por ejemplo os escribo desde New York, desde la casa de unos anfitriones que viven a una media hora en tren desde el centro de Manhattann, en un salón cocina muy agradable y a Belén la tengo dormida en un sofá con un libro abierto esperando que yo acabe la crónica. Bueno chicos, mañana más o tal vez pasado, no os desesperéis, y os aseguro que lo estamos pasando muy bien, comiendo como posesos, eso si, a todas horas y sin control, New York es diferente, y todo te tienta a todas horas, esto es peor que las tentaciones que sufrió Jesús, aquí seguro que no hubiera aguantado tanto como en el desierto después de todos esos dias sin comer que se paso, seguro que se habría metido en algún chino o pizzería a la primera de cambio. Eso me Consuela